que feo quedo. hoy no habrá pagina, pero tendremos un pequeño apéndice. Los Cuentos de sal : El chico en el faro. un pequeño cuento sobre el origen de la lira. perdonen la ortografía, realmente mi cerebro esta tullido para eso.
El chico en el faro.
Había una vez un joven pobre en fortuna pero rico en talento, el escuchaba la música
en el viento, el agua y la lluvia, sentía las rítmicas melodías en los pasos de
la gente, el mundo entero era una orquesta. Lamentablemente no había nacido dotado de una
buena voz y no era lo suficientemente habilidoso como para construir sus
propios instrumentos, una vez intento tallar una flauta, pero solo consiguió un
silbato que no hacía más que hacer aullar a los perros.
Frustrado decidió robar un instrumento, el que fuera. El
sabia que podría aprender a tocarlo con facilidad, podría conseguir dinero con
su música y, en un futuro, pagar con creses lo que había hurtado. Escurriéndose
entre la gente tan sigiloso como un oso cojo que camina entre hojarasca y ramas
secas, logro poner sus manos sobre una lira de la madera más fina, la tomo y corrió
tan rápido como los pies se lo permitieron, no fueron más de 20 pasos para cuando fue atrapado por
los guardias, como dije, no era habilidoso.
Fue llevado ante la reina de esos tiempos, la reina de las
brujas, una humana común cuya voluntad es ley siempre que sinceramente en su
corazón ella lo considere justo. Ella pregunto al joven porque robo una lira,
siendo pobre no parecía la elección mas obvia ni las más. –no quiero morir con
esto adentro de mi- dijo el chico explicando su frustración, como la música
resonaba en su interior sin posibilidad alguna de salir de su cuerpo, y como
esto poco a poco rompía su espíritu.
La reina creyó las palabras del muchacho, vio que no había
maldad en el. -la lira es tuya, aprenderás a tocarla en el faro del este,
cuidaras que la luz nunca se apague y a cambio de eso no te faltara nada, pero
no podrás salir del hasta que medio año haya pasado. tocaras ante mí y si tu música es sublime serás
libre, sino serás castigado” antes de poder protestar el joven se encontró en
lo más alto del faro. Totalmente solo.
El joven camino por el faro, encontró una pequeña habitación
con una cama mucho mas cómoda que el montón de paja donde el solía dormir,
había un estante con papel y tinta y algunos libros de navegación. Sobre una
mesa había una lámpara de aceite, con una bitácora abierta y un tintero.
Siguió explorando, había un cuarto de baño, una cocina y un almacén
con lo necesario para mantener el faro. Lo que no pudo encontrar fuero puertas
ni ventanas, la única forma de ver el exterior era subiendo a lo más alto del
faro, la brisa salada del océano resultaba vigorizante, desde el parapeto había
una vista hermosa, el océano en todo su esplendor se extendía hasta el
horizonte, la única tierra que podía ver era una isla lejana y las rocas donde
se encontraba el faro.
La vida no era tan mala, solo tenía que cuidar el fuego. siempre
que bajaba a la cocina había comida sobre la mesa, seguramente obra de magia.
Dedicaba sus días a tocar la lira, tratando de afinar las cuerdas escuchando con
atención el sonido de cada una, tocando las cuerdas a diferentes alturas, en
distintas combinaciones. Poco a poco los arpegios desordenados empezaron a
tener ritmo y los sonidos confusos
tuvieron orden, no paso mucho antes de que sus manos realmente
estuvieran creando melodías, el sonido se esparcía en el viento, el podía
sentir como una parte de el vibraba en el air alejándose, dispuesta a formar
parte de cualquiera dispuesto a escuchar.
Una noche mientras tocaba a la luz de la luna llena, lo
escucho, una dulce voz respondiendo a su melodía, al principio no estuvo seguro,
toco una cuerda, la vos respondió, toco otra y paso de nuevo, miro para abajo y
no pudo ver a nadie, era imposible que alguien llegara a ese lugar, sobre todo
durante la luna llena cuando la marea era alta y las olas rompen violentamente
contra el pie del faro. Interpreto toda una melodía, ala que había llamado
susurro del mar, la voz canturrio al unisonó en perfecta armonía. El muchacho
emocionado se agarro de la baranda y volteando a las olas grito –hay alguien ahí-
nadie respondió. Sin dejar de mirar, toco otra cuerda, la voz respondió desde
las profundidades. –¿quién eres?- pregunto intrigado, nadie respondió. Se sentó
en el borde y comenzó a tocar, escuchando la hermosa voz de la desconocida
interprete. Pero noto algo, su lira no combinaba ala perfección con aquel canto,
toco una cuerda y puso atención ala respuesta, la apretó un poco, la volvió a
tocar, era demasiado, la aflojo casi nada, toco la cuerda y sonó ala perfección,
la vos soltó una pequeña risita, en gesto de aprobación, el sonrió. –bien no me
digas tu nombre si no quieres, mantente oculta pero prométeme que vendrá a
acompañar mis melodías. No hubo respuesta. Siguió tocando la voz lo
acompaño, cuando su melodía termino la voz no cesó continuo cantando completando
la tonada que él había compuesto, el joven nunca había sentido tanta emoción,
la voz canto desde el principio, el la alcanzo y siguieron juntos, tocando y
cantando, siguiéndose el ritmo, improvisando de una manera perfecta.
Durante las siguientes noches el joven se dedico a afinar su
instrumento, escuchando la voz asegurándose de que el sonido de las cuerdas se fundiera
ala perfección con el misterioso canto.
El muchacho nunca había sido más feliz, pero ya casi medio
año había pasado, esa noche decidió no tocar, en lugar de eso se recostó y solo
hablo –sabes, en unos días vendrán por mí, tendré que demostrarle a la reina
que me he convertido en un gran músico, si no me matara o quizás algo aun peor,
podría cortarme los dedos y jamás volvería a tocar, pero gracias a ti he entendido
el significado de la música, he aprendido la armonía, no quiero irme pero
vendrán por mí, por favor déjame verte, aunque sea una ves.- una lluvia
torrencial se desato, el cielo crujió mientras los rallos lo recorrían, el
joven se levanto para protegerse de la intemperie, sus ojos se abrieron
asombrados frente a el había una bella doncella, su cabello era blanco como la
espuma del mar y sus ojos eran plateados , su piel era pálida como el marfil
con un ligero brillo nacarado, la cubría un ligero vestido blanco que se pegaba
a su piel debido a la lluvia, recorriendo su silueta. Ella se acerco y le dio
un beso en los labios –por favor regresa a mi- le agarro la mano entregándole
algo y cerrándola en un puño, apoyaron sus frentes una contra la otra, la joven se separo de el y sin más se dejo car
por la baranda, el muchacho corrió gritando, y la vio perderse en las olas.l
abrió la mano había en ella un brazalete tejido, una perla negra en una trenza
de hermoso cabello blanco, apretó el brazalete jurando nunca separarse de él , lo
amarro en su muñeca jugueteando con la perla pensando en lo ocurrido.
La mañana siguiente, el joven se baño y se cambio, sabía que
pronto la reina lo llamaría, abrió la puerta del baño y al cruzarla se
encontraba en el palacio frente a la reina. –bien el tiempo a transcurrido,
demuestra lo que has aprendido.- un guardia se acerco y entrego al muchacho su
lira, titubeo un poco, miro al brazalete para que le diera fuerzas, y comenzó a
tocar.
La corte quedo en un silencio sepulcral, solo la lira resonaba,
los corazones de los presentes se sintieron en paz, y comenzaron a latir juntos
en una comunión jamás antes vista. en ese momento sus corazones le pertenecían. la melodía termino, los aplausos no se hicieron esperar, algunas
lagrimas se derramaron y otros se abrazaron. La reina se levanto –a partir de
ahora serás mi músico, tendrás una buena vida llena de riquezas y comodidades
aquí en el palacio y todo lo que desees te será provisto.- el joven agradeció,
sintiendo una gran desolación, la posibilidad de regresar con su amada casi
había desaparecido, aunque escapara del palacio, no sabía a dónde ir, no sabia donde
se encontraba ese lugar.
Paso un mes, un mes de interpretar melodías para la reina y
sus invitados, un mes de elogios y comodidades, un mes vacio. Un día paseaba
por aquel mercado, donde había robado la lira, saludo al dueño del negocio, se
disculpo y entrego 8 veces el valor del instrumento, en monedas de oro macizo, antes de irse vio un hermoso violín tallado
en la madera más fina, lo tomo entre sus manos y salió corriendo no dio más de
20 pasos cuando fue capturado por los guardias. fue llevado ante la reina, ella
no necesito palabras para entenderlo. –está bien, vivirás en aquel faro, pero
ya no como prisionero, podrás ir y venir, hacer tu vida como te plazca, pero
una vez al mes vendrás a tocar para mí.
El joven sonrió como nunca antes había sonreído, dio saltos
de alegría y antes de tocar el suelo se encontraba en su faro, pero había
cambiado ahora tenía numerosas ventana y una gran puerta para poder salir al
exterior, bajo tan rápido como pudo y
salió a contemplar el mar, se sentó en una roca y hundió los pies en el
agua, tomo el violín y lo hizo sonar solo fue un chirrido, tendría que aprender
a usarlo.
Se quedo ahí practicando todo el día, para cuando el sol se empezaba
a ocultar ya había comprendido como mover el arco. Cuando en el cielo solo se
alzaba la luna, escucho su melodía a la distancia, del agua emergió la joven,
detenida entre las olas, el entro al
agua, dirigiéndose a ella. Sin decir nada se besaron, ella lo arrastro a las
profundidades, el aire había desaparecido pero él no tenía miedo sabia que
estaría bien, se despidió de la tierra, el pasto y las nubes sin ningún remordimiento,
ahora formaba parte del mar. Vivió 300 años mas tocando al son del canto de las sirenas. El muchacho no cumplió su
palabra a la reina, jamás regreso a la superficie.
ok si llegaron hasta el final. Gracias.
necesito un cursito de escritura creativa.
